¿Libros
gratis?
¿De autores contemporáneos? ¿Libros gratis de
uno? Porque una cosa es bajar libros gratis o gratuitamente de otros (que no es
lo mismo) y otra, muy distinta, es subir los de uno para que otro los lea sin
pagar.
Analicemos esto.
A los autores que editamos por nuestra cuenta nos
ocurren dos cosas:
1.
Las ediciones nos cuestan mucho
dinero y necesitamos recuperarlo (para reponer ahorros, devolver préstamos o
volver a comprar lo que vendimos para pagar la imprenta o editorial).
2.
Que para recuperar esa inversión o
gasto (las ventas lo definirán)
necesitamos vender los libros.
Entonces ¿de qué estamos hablando cuando
hablamos de subir libros gratuitos? ¿Renunciamos a la posibilidad de recuperar
el dinero gastado? Sí y no.
Muchos tenemos libros que han cumplido un
ciclo, que no se han vendido o que no reeditaremos, que no nos interesa editar
en papel o que nos interesa publicitar para que el lector tradicional, el que
ama el objeto libro, si le gusta lo compre y lo incorpore a su biblioteca de
papel.
La revista Las otras Palabras es, de alguna
manera, una pequeña antología de textos cedidos generosamente por los
escritores (y, es justo decirlo también, una pequeña galería de obras cedidas
también generosamente por los artistas). Es decir que nace de la voluntad de un
escritor que no desea lucrar con la lectura de sus textos. Y algunos autores, a
la hora de enviar a la revista su material, no dudan en poner a disposición
libros completos.
Como la revista es eso, una revista y no un
libro, es que en este blog se abre, a partir de ahora, una sección en la que
los autores podrán subir esos libros para que los lectores puedan leer en
pantalla.
En primera instancia, entiendo esto como un
gesto de cariño por parte de los autores hacia los lectores. Pero ¿qué hay de
los lectores? Además de los comentarios que esperan recibir los autores (uno
escribe no sólo para ser leído, sino también para interactuar con el otro,
puesto que este otro es el que completa la obra), los lectores podrían
manifestar –si la hubiera- su satisfacción con la obra y la gratitud hacia el
autor comunicándose con él para adquirir el libro subido u otro.
Este ida y vuelta sería lo que cerraría un
círculo casi perfecto, ¿no es verdad? A muchos nos ha ocurrido eso: leer un
libro en la red y desearlo para nuestra biblioteca. Y lejos de darle un
contexto económico a la expresión, de esta manera ganamos todos.
Pero para empezar el juego, alguien debe mover
la primera ficha. En esta ocasión pongo a disposición de los lectores uno de
mis libros –El ahorcado del desierto y otros cuentos- y los dos primeros
capítulos de El piche de Spíndola que leía poesía. ¿Por qué no ofrezco este
último completito? Por una razón muy simple: porque lo que me costó el primero
ya está amortizado en ventas y en el tiempo (si bien lo edito a pedido); en
cambio, del último, todavía no recuperé ni lo gastado en la peliculita de
promoción, por lo que debo esforzarme en vender los ejemplares que están
ansiosos en sus cajas en mi escritorio.
En las próximas semanas, subiré más libros.
Por allí anda Samuel Bossini (que participará del número 54) que al regreso de
uno de sus muchos viajes entregará uno o dos títulos de sus libros para esta especie de biblioteca digital. Un lujo para empezar.
Muy buena la portada de "El ahorcado del desierto"!! y aguante el Piche!!
ResponderEliminarsaludos desde Morón, amigos!
Facu y Lucas.