¿Existe el túnel del tiempo? ¿Hay una manera
de ver pasar tu vida en una pantalla como dicen que les pasa a los que
estuvieron en las puertas de la muerte pero sin llegar a ese límite? Sí. Sólo
tenés que exportar contactos de correo electrónico de una cuenta e importarlos
en otra, pero de manera tal que los importados –cerca de mil en mi caso- vengan
con decenas de puntos y comas entre el nombre y la dirección y a posteriori de
ésta.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Que
tenés que abrir cada uno de los contactos para limpiarlos de puntos y coma.
Esto significa que tenés que evaluar también si lo conservás porque querés
seguir contactado a él o si lo debés borrar porque sabés que no tiene más esa
dirección. O porque traspasó la puertita famosa…
En los últimos días, para comunicarles a mis
contactos que estoy trabajando en Las otras Palabras, tuve que revisar cada una
de mis direcciones de la nueva dirección de correo electrónico. Es decir: tuve
que mirar a cada uno de mis contactos, darle un contexto en mi vida pasada
(¿por qué lo tengo?) y otro en mi vida actual (¿quiero, puedo o debo tenerlo?).
Encontré de todo un poco. Algunos borrables,
otros borrados hace tiempo. Hubo también contactos que sé que me borraron. Supongo
que justamente.
La mayoría fue digna de ser conservada. Y también
encontré muchos que no sólo merecen ser conservados, sino mimados. Como
aquellos que estaban en una carpeta que decía “PDF Palabras”, que eran los que
recibían la revista por correo electrónico en los años de la primera época.
Pasar en limpio contactos fue pasar en limpio
etapas de la vida.
Fue pasear por los años en San Andrés de
Giles, viajar a distintos lugares del país, volver al punto de llegada a la
Patagonia y la aventura de empezar una vida nueva. Fue revivir abrazos, risas,
llantos, proyectos, sueños, charlas…
Fue entrar en el túnel del tiempo. Mirar mucho
de una vida en la pantalla de una netbook.
Me estoy poniendo viejo. Pucha.
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